jueves, 25 de agosto de 2016

El cerebro, la música y el lenguaje

Por: Beatriz González Ortuño


La música es el arte de combinar de manera coherente sonidos y silencios siguiendo los principios de ritmo, armonía y melodía. Ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, siendo parte fundamental de su cultura. Tiene el poder de influir en nuestro estado anímico, al tiempo que estimula la memoria, la comprensión lingüística, la inteligencia y favorece la integración social.
Al escuchar o interpretar música, una gran cantidad de áreas cerebrales procesan de forma simultánea y asombrosamente rápida diferentes tipos de información, en secuencias complejas e interrelacionadas. El procesamiento auditivo inicia en la cóclea, el tallo cerebral y el cerebelo y de ahí viaja hacia la corteza auditiva en ambos hemisferios. Escuchar una melodía conocida activa además el hipocampo (centro de memoria). Por otro lado, tocar un instrumento, cantar o dirigir una orquesta, involucra a los lóbulos frontales para la planeación de la conducta, así como la corteza motora, y la corteza sensorial, la cual provee retroalimentación tactil sobre la ejecución. Leer música requiere la participación de la corteza visual. Los centros del lenguaje son activados cuando recordamos o escuchamos la letra de canciones. Finalmente en un nivel más profundo, las emociones que experimentamos en respuesta a la música involucran estructuras subcorticales del sistema límbico, principalmente la amígdala (Levitin  2007).
La amusia consiste en la dificutad para la percepción de los estímulos musicales, así como para la comprensión y la expresión de las melodías. Es resultado de una lesión en el lóbulo temporal del hemisferio derecho.

Aprosodia
La prosodia comprende la melodía, ritmo, velocidad, énfasis y duración contenida en el lenguaje e influye en la comunicación tanto en la expresión como en la comprensión. Un mismo enunciado puede tener dos interpretaciones dependiendo de la prosodia que se utilice. Las siguientes oraciones lo ilustran:
“¡Ya van a dar las 12:00!”
“¿Ya van a dar las 12:00?” 
Sólo el énfasis con el que el lenguaje es expresado determina si el enunciado es exclamativo o interrogativo.
La prosodia también ayuda a transmitir estados afectivos como alegría, sorpresa, miedo, enojo o indiferencia y a comprender el estado emocional y las intenciones del otro. En los pacientes con agnosia tonal (lesión temporal derecha) se altera la capacidad de captar las cualidades expresivas de las voces (el tono, el timbre, el sentimiento y la emotividad) a pesar de que comprenden perfectamente las palabras y las construcciones gramaticales. Los pacientes no pueden captar cólera, alegría o tristeza en una voz por lo que deben fijarse en los gestos, las posturas y los movimientos de las personas cuando hablan, además de prestar atención al sentido preciso de las palabras y su uso (Sacks 1970).
En cuanto a la producción, los adultos con daño en el hemisferio derecho fallan en la transmisión del afecto apropiado en su lenguaje y esta falla afecta la pragmática en la comunicación. Pueden producir un lenguaje anormalmente plano y monótono (hipomelódico), o bien, ser hipermelódicos (Hellige 1998). Dichas alteraciones se conocen como aprosodias.

Musicoterapia
La musicoterapia puede definirse como el uso de la música para lograr objetivos personalizados (físicos, cognoscitivos, emocionales y sociales) dentro de un contexto terapéutico. Algunas de las activdades utilizadas son crear música, escucharla, seguir el ritmo y cantar. A través de dichas actividades las habilidades de los participantes son reforzadas y transferidas a otras áreas de su vida. La musicoterapia ha demostrado beneficios en el tratamiento de condiciones como demencias, Parkinson, afasia, autismo, depresión y trastornos del sueño.

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